Angelo Lopez

Evangelio y reflexión del viernes 4 de octubre de 2019

Lucas 10,13-16: Quien rechaza a Cristo, rechaza al Padre que le envió. Cristo recrimina la falta de fe. Hemos de vivificar nuestra fe. Así lo enseña San Ireneo:
«La única fe verdadera y vivificante es la que la Iglesia distribuye a sus hijos, habiéndola recibido de los Apóstoles. Porque, en efecto, el Señor de todas las cosas confió a sus apóstoles el Evangelio, y por ellos llegamos nosotros al …
More
Lucas 10,13-16: Quien rechaza a Cristo, rechaza al Padre que le envió. Cristo recrimina la falta de fe. Hemos de vivificar nuestra fe. Así lo enseña San Ireneo:

«La única fe verdadera y vivificante es la que la Iglesia distribuye a sus hijos, habiéndola recibido de los Apóstoles. Porque, en efecto, el Señor de todas las cosas confió a sus apóstoles el Evangelio, y por ellos llegamos nosotros al conocimiento de la verdad, esto es, de la doctrina del Hijo de Dios. A ellos dijo el Señor: “el que a vosotros oye, a Mí me oye y el que a vosotros desprecia a Mí me desprecia, y el que me desprecia a Mí, desprecia al que me envió” (Lc 10,16). No hemos llegado al conocimiento de la economía de nuestra salvación si no es por aquellos por medio de los cuales nos ha sido transmitido el Evangelio. Ellos entonces predicaron, y luego, por voluntad de Dios, nos lo entregaron en las Escrituras, para que fueran columna y fundamento de nuestra fe» (Contra las herejías 3,1,1-2).
Angelo Lopez

"Evangelio Vivo" la verdadera espiritualidad la dan los evangelios, nos centran en Jesús y en el …

Lucas 10,1-12: Vuestra paz descansará sobre ellos. Nótese la importancia de acoger a los mensajeros del Señor. Comenta San Ambrosio:
«Hay otra virtud que se desprende de este pasaje, y es la de no pasar de una cosa a otra llevado de un sentir vagabundo, y eso con el fin de que guardemos la constancia en el amor a la hospitalidad y no rompamos con facilidad la unión de una amistad sincera, antes …
More
Lucas 10,1-12: Vuestra paz descansará sobre ellos. Nótese la importancia de acoger a los mensajeros del Señor. Comenta San Ambrosio:

«Hay otra virtud que se desprende de este pasaje, y es la de no pasar de una cosa a otra llevado de un sentir vagabundo, y eso con el fin de que guardemos la constancia en el amor a la hospitalidad y no rompamos con facilidad la unión de una amistad sincera, antes bien llevemos ante nosotros el anuncio de la paz, de suerte que nuestra llegada sea secundada con una bendición de paz, contentándonos con comer y beber lo que nos presentaren, no dando lugar a que se menosprecie el símbolo de la fe, predicando el Evangelio del Reino de los Cielos, y sacudiendo el polvo de los pies si alguien nos juzgase indignos de ser hospedados en su ciudad» (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib.VII,64).
Angelo Lopez

191001 VIRGEN DEL ROSARIO, INTERCEDE POR NOSOTROS ANTE TU AMADO HIJO ESTE DIA

María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el …
More
María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el evangelio según San Juan, nos habla de ella sin nombrarla jamás, y haciendo siempre referencia a ella como la madre de Jesús, o su madre. Fuera de estos cinco libros, ninguno de los veintidós restantes nos habla directamente de María. Sólo los ojos de la fe han sabido atribuirle la parte que tiene en aquellos pasajes en que –por ejemplo– se habla de que Jesús es el Hijo de David, o de que somos Hijos de la Promesa, o de la Jerusalén de arriba, o que el Padre nos envió a su Hijo, hecho hijo de mujer; o han sabido reconocerla en la misteriosa Mujer coronada de astros del Apocalipsis.

Explícitamente nombrada en sólo cinco libros de los veintisiete, María parece haber sido reconocida –si nos atenemos a una primera impresión– por sólo la mitad de los hagiógrafos (escritores inspirados) que escribieron el Nuevo Testamento. De ocho que son, sólo cuatro nos hablan de ella: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. No nos hablan de ella ni Santiago, ni Pedro, ni Judas. Pablo sólo alude indirectamente a ella en Gálatas 4, 4-5.

Por tanto, hablar de la figura de María en el Nuevo Testamento, es hablar de María a través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, o sea a través de los evangelistas.

Nótese que no decimos a través de los evangelios, sino a través de los evangelistas. Porque casi podría decirse a través de los evangelios, si no fuera por una referencia que el evangelista Lucas hace fuera de su evangelio, en el libro de los Hechos de los Apóstoles (1,14) y por lo que puede interpretarse que de ella dice Juan en el Apocalipsis, identificada ya con la Iglesia.

María en el Nuevo Testamento es prácticamente, por lo menos principalmente, María en los evangelios. Porque fuera de ellos casi no se nos dice nada más, o mucho más, acerca de María.

Para contemplar la figura de María a través de los evangelios podríamos seguir dos caminos, que vamos a llamar camino sintético y camino analítico. El camino sintético consistiría en sintetizar los datos dispersos de los cuatro evangelios en un solo retrato de María. Consistiría en trazar un solo retrato a partir de la convergencia de cuatro descripciones distintas.

El otro camino, el analítico –que es el que hemos elegido–, consiste en considerar por separado las cuatro imágenes o semblanzas de María.

El primer camino, sintético, se hubiera llamado propiamente: la figura de María en los Evangelios. Este segundo camino que queremos seguir es en cambio el de la figura, o más propiamente, las figuras, los retratos de María a través de los evangelistas.

Por supuesto, bien lo sabemos, hay un solo Evangelio: el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Pero el mismo Dios que dispuso que hubiera un solo mensaje de salvación, dispuso también que se nos conservaran cuatro presentaciones del mismo.

El único Evangelio es, pues, un evangelio cuadriforme, como bien observa ya San Ireneo, refutando los errores de los herejes que esgrimían los dichos de un evangelista en contra de los dichos de otro (Adv. Hæreses III,11).

Esta presentación cuadriforme de un único Evangelio es la que nos da la profundidad, la perspectiva, el relieve de las miradas convergentes. Una sola visión estereofónica o estereofotográfica de Jesús. Un solo Jesús y una sola obra salvadora, pero cuatro perspectivas y cuatro modos de presentarlo –a Él y a su obra–. Cada uno de los evangelistas tiene su manera propia de dibujar la figura de Jesucristo. Y todo lo que dice cada uno de ellos está al servicio de esa pintura que nos hace de Jesús.

¿Hay que extrañarse de que, consecuentemente, seleccione los rasgos históricos, narre los acontecimientos, altere a veces el orden cronológico o prescinda de él, para seguir el orden de su propia lógica teológica, y subordine el modo de presentación de los hechos y personas al fin de mostrar de manera eficaz a Jesús y su mensaje, según su inspiración divina y las circunstancias de oyentes, tiempo y lugar?

¿Y nos habríamos de extrañar de que las diversas perspectivas con que los cuatro evangelistas nos narran los mismos hechos y nos presentan a Jesús dieran lugar a cuatro presentaciones distintas de María?

Dado que el misterio de María es un aspecto del misterio de Cristo, todo lícito cambio de enfoque del misterio de Cristo –que como misterio divino es susceptible de un número inagotable de enfoques diversos, aunque jamás puedan ser divergentes–, comporta sus cambios de armónicos y de enfoque en el misterio de María.

Hay pues un solo Jesucristo en cuadriforme presentación, y hay también un solo misterio de María en presentación cuadriforme. Y hay, además, una coherencia muy especial y significativa, entre el modo cómo cada evangelista nos muestra a Jesús y el modo cómo nos muestra a María, al servicio de su presentación propia de Jesús.

Dejémonos guiar sucesivamente de la mano de los cuatro evangelistas. Y a través de su manera de presentarnos la figura de María, tratemos de penetrar más profundamente en su comprensión del Señor. La máxima A Jesús por María no es una invención moderna; hunde sus raíces en la bimilenaria tradición de nuestra Santa Iglesia. Arraiga en los evangelios; y, en cuanto podemos rastrearlo valiéndonos de ellos, incluso en una tradición oral anterior a los evangelios, y de la cual ellos son las primeras plasmaciones escritas.

Dejemos, pues, que los evangelistas nos lleven a través de María a un mayor conocimiento del Señor que viene y que esperamos.
Angelo Lopez

Santo Rosario por la Vida. Dolorosos. Misterios del Rosario Con los niños de Derecho a Vivir Lugo

María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el …
More
María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el evangelio según San Juan, nos habla de ella sin nombrarla jamás, y haciendo siempre referencia a ella como la madre de Jesús, o su madre. Fuera de estos cinco libros, ninguno de los veintidós restantes nos habla directamente de María. Sólo los ojos de la fe han sabido atribuirle la parte que tiene en aquellos pasajes en que –por ejemplo– se habla de que Jesús es el Hijo de David, o de que somos Hijos de la Promesa, o de la Jerusalén de arriba, o que el Padre nos envió a su Hijo, hecho hijo de mujer; o han sabido reconocerla en la misteriosa Mujer coronada de astros del Apocalipsis.

Explícitamente nombrada en sólo cinco libros de los veintisiete, María parece haber sido reconocida –si nos atenemos a una primera impresión– por sólo la mitad de los hagiógrafos (escritores inspirados) que escribieron el Nuevo Testamento. De ocho que son, sólo cuatro nos hablan de ella: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. No nos hablan de ella ni Santiago, ni Pedro, ni Judas. Pablo sólo alude indirectamente a ella en Gálatas 4, 4-5.

Por tanto, hablar de la figura de María en el Nuevo Testamento, es hablar de María a través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, o sea a través de los evangelistas.

Nótese que no decimos a través de los evangelios, sino a través de los evangelistas. Porque casi podría decirse a través de los evangelios, si no fuera por una referencia que el evangelista Lucas hace fuera de su evangelio, en el libro de los Hechos de los Apóstoles (1,14) y por lo que puede interpretarse que de ella dice Juan en el Apocalipsis, identificada ya con la Iglesia.

María en el Nuevo Testamento es prácticamente, por lo menos principalmente, María en los evangelios. Porque fuera de ellos casi no se nos dice nada más, o mucho más, acerca de María.

Para contemplar la figura de María a través de los evangelios podríamos seguir dos caminos, que vamos a llamar camino sintético y camino analítico. El camino sintético consistiría en sintetizar los datos dispersos de los cuatro evangelios en un solo retrato de María. Consistiría en trazar un solo retrato a partir de la convergencia de cuatro descripciones distintas.

El otro camino, el analítico –que es el que hemos elegido–, consiste en considerar por separado las cuatro imágenes o semblanzas de María.

El primer camino, sintético, se hubiera llamado propiamente: la figura de María en los Evangelios. Este segundo camino que queremos seguir es en cambio el de la figura, o más propiamente, las figuras, los retratos de María a través de los evangelistas.

Por supuesto, bien lo sabemos, hay un solo Evangelio: el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Pero el mismo Dios que dispuso que hubiera un solo mensaje de salvación, dispuso también que se nos conservaran cuatro presentaciones del mismo.

El único Evangelio es, pues, un evangelio cuadriforme, como bien observa ya San Ireneo, refutando los errores de los herejes que esgrimían los dichos de un evangelista en contra de los dichos de otro (Adv. Hæreses III,11).

Esta presentación cuadriforme de un único Evangelio es la que nos da la profundidad, la perspectiva, el relieve de las miradas convergentes. Una sola visión estereofónica o estereofotográfica de Jesús. Un solo Jesús y una sola obra salvadora, pero cuatro perspectivas y cuatro modos de presentarlo –a Él y a su obra–. Cada uno de los evangelistas tiene su manera propia de dibujar la figura de Jesucristo. Y todo lo que dice cada uno de ellos está al servicio de esa pintura que nos hace de Jesús.

¿Hay que extrañarse de que, consecuentemente, seleccione los rasgos históricos, narre los acontecimientos, altere a veces el orden cronológico o prescinda de él, para seguir el orden de su propia lógica teológica, y subordine el modo de presentación de los hechos y personas al fin de mostrar de manera eficaz a Jesús y su mensaje, según su inspiración divina y las circunstancias de oyentes, tiempo y lugar?

¿Y nos habríamos de extrañar de que las diversas perspectivas con que los cuatro evangelistas nos narran los mismos hechos y nos presentan a Jesús dieran lugar a cuatro presentaciones distintas de María?

Dado que el misterio de María es un aspecto del misterio de Cristo, todo lícito cambio de enfoque del misterio de Cristo –que como misterio divino es susceptible de un número inagotable de enfoques diversos, aunque jamás puedan ser divergentes–, comporta sus cambios de armónicos y de enfoque en el misterio de María.

Hay pues un solo Jesucristo en cuadriforme presentación, y hay también un solo misterio de María en presentación cuadriforme. Y hay, además, una coherencia muy especial y significativa, entre el modo cómo cada evangelista nos muestra a Jesús y el modo cómo nos muestra a María, al servicio de su presentación propia de Jesús.

Dejémonos guiar sucesivamente de la mano de los cuatro evangelistas. Y a través de su manera de presentarnos la figura de María, tratemos de penetrar más profundamente en su comprensión del Señor. La máxima A Jesús por María no es una invención moderna; hunde sus raíces en la bimilenaria tradición de nuestra Santa Iglesia. Arraiga en los evangelios; y, en cuanto podemos rastrearlo valiéndonos de ellos, incluso en una tradición oral anterior a los evangelios, y de la cual ellos son las primeras plasmaciones escritas.

Dejemos, pues, que los evangelistas nos lleven a través de María a un mayor conocimiento del Señor que viene y que esperamos.
Angelo Lopez

Escuela de María - Reflexión del mensaje del 25 de septiembre de 2019

María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el …
More
María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el evangelio según San Juan, nos habla de ella sin nombrarla jamás, y haciendo siempre referencia a ella como la madre de Jesús, o su madre. Fuera de estos cinco libros, ninguno de los veintidós restantes nos habla directamente de María. Sólo los ojos de la fe han sabido atribuirle la parte que tiene en aquellos pasajes en que –por ejemplo– se habla de que Jesús es el Hijo de David, o de que somos Hijos de la Promesa, o de la Jerusalén de arriba, o que el Padre nos envió a su Hijo, hecho hijo de mujer; o han sabido reconocerla en la misteriosa Mujer coronada de astros del Apocalipsis.

Explícitamente nombrada en sólo cinco libros de los veintisiete, María parece haber sido reconocida –si nos atenemos a una primera impresión– por sólo la mitad de los hagiógrafos (escritores inspirados) que escribieron el Nuevo Testamento. De ocho que son, sólo cuatro nos hablan de ella: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. No nos hablan de ella ni Santiago, ni Pedro, ni Judas. Pablo sólo alude indirectamente a ella en Gálatas 4, 4-5.

Por tanto, hablar de la figura de María en el Nuevo Testamento, es hablar de María a través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, o sea a través de los evangelistas.

Nótese que no decimos a través de los evangelios, sino a través de los evangelistas. Porque casi podría decirse a través de los evangelios, si no fuera por una referencia que el evangelista Lucas hace fuera de su evangelio, en el libro de los Hechos de los Apóstoles (1,14) y por lo que puede interpretarse que de ella dice Juan en el Apocalipsis, identificada ya con la Iglesia.

María en el Nuevo Testamento es prácticamente, por lo menos principalmente, María en los evangelios. Porque fuera de ellos casi no se nos dice nada más, o mucho más, acerca de María.

Para contemplar la figura de María a través de los evangelios podríamos seguir dos caminos, que vamos a llamar camino sintético y camino analítico. El camino sintético consistiría en sintetizar los datos dispersos de los cuatro evangelios en un solo retrato de María. Consistiría en trazar un solo retrato a partir de la convergencia de cuatro descripciones distintas.

El otro camino, el analítico –que es el que hemos elegido–, consiste en considerar por separado las cuatro imágenes o semblanzas de María.

El primer camino, sintético, se hubiera llamado propiamente: la figura de María en los Evangelios. Este segundo camino que queremos seguir es en cambio el de la figura, o más propiamente, las figuras, los retratos de María a través de los evangelistas.

Por supuesto, bien lo sabemos, hay un solo Evangelio: el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Pero el mismo Dios que dispuso que hubiera un solo mensaje de salvación, dispuso también que se nos conservaran cuatro presentaciones del mismo.

El único Evangelio es, pues, un evangelio cuadriforme, como bien observa ya San Ireneo, refutando los errores de los herejes que esgrimían los dichos de un evangelista en contra de los dichos de otro (Adv. Hæreses III,11).

Esta presentación cuadriforme de un único Evangelio es la que nos da la profundidad, la perspectiva, el relieve de las miradas convergentes. Una sola visión estereofónica o estereofotográfica de Jesús. Un solo Jesús y una sola obra salvadora, pero cuatro perspectivas y cuatro modos de presentarlo –a Él y a su obra–. Cada uno de los evangelistas tiene su manera propia de dibujar la figura de Jesucristo. Y todo lo que dice cada uno de ellos está al servicio de esa pintura que nos hace de Jesús.

¿Hay que extrañarse de que, consecuentemente, seleccione los rasgos históricos, narre los acontecimientos, altere a veces el orden cronológico o prescinda de él, para seguir el orden de su propia lógica teológica, y subordine el modo de presentación de los hechos y personas al fin de mostrar de manera eficaz a Jesús y su mensaje, según su inspiración divina y las circunstancias de oyentes, tiempo y lugar?

¿Y nos habríamos de extrañar de que las diversas perspectivas con que los cuatro evangelistas nos narran los mismos hechos y nos presentan a Jesús dieran lugar a cuatro presentaciones distintas de María?

Dado que el misterio de María es un aspecto del misterio de Cristo, todo lícito cambio de enfoque del misterio de Cristo –que como misterio divino es susceptible de un número inagotable de enfoques diversos, aunque jamás puedan ser divergentes–, comporta sus cambios de armónicos y de enfoque en el misterio de María.

Hay pues un solo Jesucristo en cuadriforme presentación, y hay también un solo misterio de María en presentación cuadriforme. Y hay, además, una coherencia muy especial y significativa, entre el modo cómo cada evangelista nos muestra a Jesús y el modo cómo nos muestra a María, al servicio de su presentación propia de Jesús.

Dejémonos guiar sucesivamente de la mano de los cuatro evangelistas. Y a través de su manera de presentarnos la figura de María, tratemos de penetrar más profundamente en su comprensión del Señor. La máxima A Jesús por María no es una invención moderna; hunde sus raíces en la bimilenaria tradición de nuestra Santa Iglesia. Arraiga en los evangelios; y, en cuanto podemos rastrearlo valiéndonos de ellos, incluso en una tradición oral anterior a los evangelios, y de la cual ellos son las primeras plasmaciones escritas.

Dejemos, pues, que los evangelistas nos lleven a través de María a un mayor conocimiento del Señor que viene y que esperamos.
Angelo Lopez

Evangelio y reflexión del jueves 3 de octubre de 2019

Lucas 10,1-12: Vuestra paz descansará sobre ellos. Nótese la importancia de acoger a los mensajeros del Señor. Comenta San Ambrosio:
«Hay otra virtud que se desprende de este pasaje, y es la de no pasar de una cosa a otra llevado de un sentir vagabundo, y eso con el fin de que guardemos la constancia en el amor a la hospitalidad y no rompamos con facilidad la unión de una amistad sincera, antes …
More
Lucas 10,1-12: Vuestra paz descansará sobre ellos. Nótese la importancia de acoger a los mensajeros del Señor. Comenta San Ambrosio:

«Hay otra virtud que se desprende de este pasaje, y es la de no pasar de una cosa a otra llevado de un sentir vagabundo, y eso con el fin de que guardemos la constancia en el amor a la hospitalidad y no rompamos con facilidad la unión de una amistad sincera, antes bien llevemos ante nosotros el anuncio de la paz, de suerte que nuestra llegada sea secundada con una bendición de paz, contentándonos con comer y beber lo que nos presentaren, no dando lugar a que se menosprecie el símbolo de la fe, predicando el Evangelio del Reino de los Cielos, y sacudiendo el polvo de los pies si alguien nos juzgase indignos de ser hospedados en su ciudad» (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib.VII,64).
Angelo Lopez

Evangelio y reflexión del miércoles 2 de octubre de 2019

En La sala con Jesús y la colaboración de Padre Pedro Brassesco, 10AM a12PM por www.radioluzdecristo.org Hora Este de U.S.A.
Santos Angeles custodios
Que te guarden en tus caminos
De los sermones de san Bernardo, abad
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias al Señor por su misericordia por las maravillas que hace con los hombres. Den gracias y digan entre …
More
En La sala con Jesús y la colaboración de Padre Pedro Brassesco, 10AM a12PM por www.radioluzdecristo.org Hora Este de U.S.A.

Santos Angeles custodios

Que te guarden en tus caminos
De los sermones de san Bernardo, abad
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias al Señor por su misericordia por las maravillas que hace con los hombres. Den gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con ellos». Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él? Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu interés para con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu Espíritu, incluso le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes Junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes.
Seamos, pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios; correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquel de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados.
En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores. En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.
Por lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.
Oración
Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo. www.radioluzdecristo.org
Angelo Lopez

¿Qué es el Rosario? ¿Cómo se reza?

María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el …
More
María en el Nuevo Testamento
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el evangelio según San Juan, nos habla de ella sin nombrarla jamás, y haciendo siempre referencia a ella como la madre de Jesús, o su madre. Fuera de estos cinco libros, ninguno de los veintidós restantes nos habla directamente de María. Sólo los ojos de la fe han sabido atribuirle la parte que tiene en aquellos pasajes en que –por ejemplo– se habla de que Jesús es el Hijo de David, o de que somos Hijos de la Promesa, o de la Jerusalén de arriba, o que el Padre nos envió a su Hijo, hecho hijo de mujer; o han sabido reconocerla en la misteriosa Mujer coronada de astros del Apocalipsis.

Explícitamente nombrada en sólo cinco libros de los veintisiete, María parece haber sido reconocida –si nos atenemos a una primera impresión– por sólo la mitad de los hagiógrafos (escritores inspirados) que escribieron el Nuevo Testamento. De ocho que son, sólo cuatro nos hablan de ella: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. No nos hablan de ella ni Santiago, ni Pedro, ni Judas. Pablo sólo alude indirectamente a ella en Gálatas 4, 4-5.

Por tanto, hablar de la figura de María en el Nuevo Testamento, es hablar de María a través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, o sea a través de los evangelistas.

Nótese que no decimos a través de los evangelios, sino a través de los evangelistas. Porque casi podría decirse a través de los evangelios, si no fuera por una referencia que el evangelista Lucas hace fuera de su evangelio, en el libro de los Hechos de los Apóstoles (1,14) y por lo que puede interpretarse que de ella dice Juan en el Apocalipsis, identificada ya con la Iglesia.

María en el Nuevo Testamento es prácticamente, por lo menos principalmente, María en los evangelios. Porque fuera de ellos casi no se nos dice nada más, o mucho más, acerca de María.

Para contemplar la figura de María a través de los evangelios podríamos seguir dos caminos, que vamos a llamar camino sintético y camino analítico. El camino sintético consistiría en sintetizar los datos dispersos de los cuatro evangelios en un solo retrato de María. Consistiría en trazar un solo retrato a partir de la convergencia de cuatro descripciones distintas.

El otro camino, el analítico –que es el que hemos elegido–, consiste en considerar por separado las cuatro imágenes o semblanzas de María.

El primer camino, sintético, se hubiera llamado propiamente: la figura de María en los Evangelios. Este segundo camino que queremos seguir es en cambio el de la figura, o más propiamente, las figuras, los retratos de María a través de los evangelistas.

Por supuesto, bien lo sabemos, hay un solo Evangelio: el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Pero el mismo Dios que dispuso que hubiera un solo mensaje de salvación, dispuso también que se nos conservaran cuatro presentaciones del mismo.

El único Evangelio es, pues, un evangelio cuadriforme, como bien observa ya San Ireneo, refutando los errores de los herejes que esgrimían los dichos de un evangelista en contra de los dichos de otro (Adv. Hæreses III,11).

Esta presentación cuadriforme de un único Evangelio es la que nos da la profundidad, la perspectiva, el relieve de las miradas convergentes. Una sola visión estereofónica o estereofotográfica de Jesús. Un solo Jesús y una sola obra salvadora, pero cuatro perspectivas y cuatro modos de presentarlo –a Él y a su obra–. Cada uno de los evangelistas tiene su manera propia de dibujar la figura de Jesucristo. Y todo lo que dice cada uno de ellos está al servicio de esa pintura que nos hace de Jesús.

¿Hay que extrañarse de que, consecuentemente, seleccione los rasgos históricos, narre los acontecimientos, altere a veces el orden cronológico o prescinda de él, para seguir el orden de su propia lógica teológica, y subordine el modo de presentación de los hechos y personas al fin de mostrar de manera eficaz a Jesús y su mensaje, según su inspiración divina y las circunstancias de oyentes, tiempo y lugar?

¿Y nos habríamos de extrañar de que las diversas perspectivas con que los cuatro evangelistas nos narran los mismos hechos y nos presentan a Jesús dieran lugar a cuatro presentaciones distintas de María?

Dado que el misterio de María es un aspecto del misterio de Cristo, todo lícito cambio de enfoque del misterio de Cristo –que como misterio divino es susceptible de un número inagotable de enfoques diversos, aunque jamás puedan ser divergentes–, comporta sus cambios de armónicos y de enfoque en el misterio de María.

Hay pues un solo Jesucristo en cuadriforme presentación, y hay también un solo misterio de María en presentación cuadriforme. Y hay, además, una coherencia muy especial y significativa, entre el modo cómo cada evangelista nos muestra a Jesús y el modo cómo nos muestra a María, al servicio de su presentación propia de Jesús.

Dejémonos guiar sucesivamente de la mano de los cuatro evangelistas. Y a través de su manera de presentarnos la figura de María, tratemos de penetrar más profundamente en su comprensión del Señor. La máxima A Jesús por María no es una invención moderna; hunde sus raíces en la bimilenaria tradición de nuestra Santa Iglesia. Arraiga en los evangelios; y, en cuanto podemos rastrearlo valiéndonos de ellos, incluso en una tradición oral anterior a los evangelios, y de la cual ellos son las primeras plasmaciones escritas.

Dejemos, pues, que los evangelistas nos lleven a través de María a un mayor conocimiento del Señor que viene y que esperamos.
Angelo Lopez

Evangelio y reflexión del martes 1 de octubre de 2019

Lucas 9,51-56: Decide Jesús ir a Jerusalén, donde sufrirá la pasión y la muerte en la cruz. Rehúsa castigar a las ciudades de Samaría, que no quieren recibirle. San Ambrosio comenta:
«Y si Él increpó a sus discípulos porque querían que descendiera fuego sobre aquellos que no recibieron a Cristo, nos quiere enseñar con ello que no siempre hay que vengarse de los que pecan, porque a veces la …
More
Lucas 9,51-56: Decide Jesús ir a Jerusalén, donde sufrirá la pasión y la muerte en la cruz. Rehúsa castigar a las ciudades de Samaría, que no quieren recibirle. San Ambrosio comenta:

«Y si Él increpó a sus discípulos porque querían que descendiera fuego sobre aquellos que no recibieron a Cristo, nos quiere enseñar con ello que no siempre hay que vengarse de los que pecan, porque a veces la clemencia tiene grandes ventaja, para adquirir más paciencia y lograr así la corrección del culpable. Además, los samaritanos creyeron más pronto en aquellos que apartaron el fuego de aquel lugar.

«Al mismo tiempo aprende que Él no quiso ser recibido por aquellos de quienes sabía que no se convertían con una mente sincera; pues, de haberlo querido, habría hecho hombres entregados aun de esos mismos que estaban dominados por el egoísmo...Pero el Señor hace admirablemente las cosas. Él no recibe a nadie que se entrega con presunción ni se enfada para castigar a quienes, egoístamente, rechazan a su propio Señor, y actúa así con el fin de enseñarnos que la virtud perfecta no guarda ningún deseo de venganza y que donde esté presente la verdadera caridad, no tiene lugar la ira y, en fin, que la debilidad no debe ser tratada con dureza, sino que debe ser ayudada. La indignación está tan lejos de las almas piadosas, como lo está el deseo de venganza de las almas magnánimas y la amistad irreflexiva y la necia simplicidad, de las almas prudentes» (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib.VII,27-28).
Angelo Lopez

Evangelio y reflexión del viernes 27 de septiembre de 2019

Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés …
More
Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés. Dice San Ambrosio:

«Aunque los demás apóstoles lo conocen, sin embargo, Pedro responde por los demás: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”... Cree, pues, de la manera en que ha creído Pedro a fin de ser feliz tú también, para oír tú también: “no ha sido la carne ni la sangre la que te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos”. Efectivamente, la carne y la sangre no pueden revelar más que lo terreno; por el contrario, el que habla de los misterios en espíritu no se apoya sobre las enseñanzas de la carne ni de la sangre, sino sobre la inspiración divina... El que ha vencido a la carne es un fundamento de la Iglesia y, si no puede igualar a Pedro, al menos puede imitarlo. Pues los dones de Dios son grandes: no solo ha restaurado lo que era nuestro, sino que nos ha concedido lo que era suyo (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. VI,93-95).
radioluzdecristo.org En La Sala con Jesús. Dios los Bendiga, Angelo. www.radioluzdecristo.org
Angelo Lopez

Vísperas, Oración De La Tarde Del Día Jueves 26 De Septiembre De 2019. XXV Ordinario, Salterio I

Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés …
More
Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés. Dice San Ambrosio:

«Aunque los demás apóstoles lo conocen, sin embargo, Pedro responde por los demás: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”... Cree, pues, de la manera en que ha creído Pedro a fin de ser feliz tú también, para oír tú también: “no ha sido la carne ni la sangre la que te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos”. Efectivamente, la carne y la sangre no pueden revelar más que lo terreno; por el contrario, el que habla de los misterios en espíritu no se apoya sobre las enseñanzas de la carne ni de la sangre, sino sobre la inspiración divina... El que ha vencido a la carne es un fundamento de la Iglesia y, si no puede igualar a Pedro, al menos puede imitarlo. Pues los dones de Dios son grandes: no solo ha restaurado lo que era nuestro, sino que nos ha concedido lo que era suyo (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. VI,93-95).
radioluzdecristo.org En La Sala con Jesús. Dios los Bendiga, Angelo. www.radioluzdecristo.org
Angelo Lopez

Completas, Oración De La Noche Para Los Días Jueves Del Tiempo Ordinario.-1

Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés …
More
Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés. Dice San Ambrosio:

«Aunque los demás apóstoles lo conocen, sin embargo, Pedro responde por los demás: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”... Cree, pues, de la manera en que ha creído Pedro a fin de ser feliz tú también, para oír tú también: “no ha sido la carne ni la sangre la que te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos”. Efectivamente, la carne y la sangre no pueden revelar más que lo terreno; por el contrario, el que habla de los misterios en espíritu no se apoya sobre las enseñanzas de la carne ni de la sangre, sino sobre la inspiración divina... El que ha vencido a la carne es un fundamento de la Iglesia y, si no puede igualar a Pedro, al menos puede imitarlo. Pues los dones de Dios son grandes: no solo ha restaurado lo que era nuestro, sino que nos ha concedido lo que era suyo (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. VI,93-95).
radioluzdecristo.org En La Sala con Jesús. Dios los Bendiga, Angelo. www.radioluzdecristo.org
Angelo Lopez

"Evangelio Vivo" la verdadera espiritualidad la dan los evangelios, nos centran en Jesús y en el …

Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés …
More
Hoy el Evangelio nos dice que...Jesús, Dios en persona. En la sala con Jesus con la colaboracion de el Padre Pedro Brassesco y este servidor por radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de U.S.A..
Lucas 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios. Pedro responde así a Cristo, que les pregunta acerca de su persona, y habla en nombre de todos los apóstoles. La opinión de las masas tiene su interés. Dice San Ambrosio:

«Aunque los demás apóstoles lo conocen, sin embargo, Pedro responde por los demás: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”... Cree, pues, de la manera en que ha creído Pedro a fin de ser feliz tú también, para oír tú también: “no ha sido la carne ni la sangre la que te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos”. Efectivamente, la carne y la sangre no pueden revelar más que lo terreno; por el contrario, el que habla de los misterios en espíritu no se apoya sobre las enseñanzas de la carne ni de la sangre, sino sobre la inspiración divina... El que ha vencido a la carne es un fundamento de la Iglesia y, si no puede igualar a Pedro, al menos puede imitarlo. Pues los dones de Dios son grandes: no solo ha restaurado lo que era nuestro, sino que nos ha concedido lo que era suyo (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. VI,93-95).
radioluzdecristo.org En La Sala con Jesús. Dios los Bendiga, Angelo. www.radioluzdecristo.org
Angelo Lopez

El pecado contra el Espíritu Santo

En las almas....Nada confirma tan claramente la divinidad de la Iglesia como el glorioso esplendor de carismas que por todas partes la circundan, corona magnífica que ella recibe del Espíritu Santo. Baste, por último, saber que si Cristo es la cabeza de la Iglesia, el Espíritu Santo es su alma: lo que el alma es en nuestro cuerpo, es el Espíritu Santo en el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia (…More
En las almas....Nada confirma tan claramente la divinidad de la Iglesia como el glorioso esplendor de carismas que por todas partes la circundan, corona magnífica que ella recibe del Espíritu Santo. Baste, por último, saber que si Cristo es la cabeza de la Iglesia, el Espíritu Santo es su alma: lo que el alma es en nuestro cuerpo, es el Espíritu Santo en el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia (S. Agustín, Serm. 187 de temp.). Si esto es así, no cabe imaginar ni esperar ya otra mayor y más abundante manifestación y aparición del Divino Espíritu, pues la Iglesia tiene ya la máxima, que ha de durarle hasta que, desde el estadio de la milicia terrenal, sea elevada triunfante al coro alegre de la sociedad celestial.

No menos admirablc, aunque en verdad sea más difícil de entender, es la acción del Espíritu Santo en las almas, que se esconde a toda mirada sensible.

Y esta efusión del Espíritu es de abundancia tanta que el mismo Cristo, su donante, la asemejó a un río abundantísimo, como lo afirma San Juan: Del seno de quien creyere en Mí, como dice la Escritura, brotarán fuentes de agua viva. Testimonio que glosó el mismo evangelista: Dijo esto del Espíritu Santo, que los que en El creyesen habían de recibir (Jn 7,38.39).

No le entristezcamos!!!....Añádase, además, que, pues el Espíritu Santo es espíritu de verdad si alguno falta por debilidad o ignorancia, tal vez tenga alguna excusa ante el tribunal de Dios; mas el que por malicia se opone a la verdad o la rehúye, comete gravísimo pecado contra el Espíritu Santo. Pecado tan frecuente en nuestra época que parecen llegados los tristes tiempos descritos por San Pablo, en los cuales, obcecados los hombres por justo juicio de Dios, reputan como verdaderas las cosas falsas, y al príncipe de este mundo, que es mentiroso y padre de la mentira, le creen como a maestro de la verdad: Dios les enviará Espíritu de error para que crean a la mentira (2Tes 2,10): en los últimos tiempos se separarán algunos de la fe, para creer en los espíritus del error y en las doctrinas de los demonios (1Tim 4,1).

Y por cuanto el Espíritu Santo, según antes hemos dicho, habita en nosotros como en su templo, repitamos con el Apóstol: No queráis contristar al Espíritu Santo de Dios, que os ha consagrado (Ef 4,30). Para ello no basta huir de todo lo que es inmundo, sino que el hombre cristiano debe resplandecer en toda virtud, especialmente en pureza y santidad, para no desagradar a huésped tan grande, puesto que la pureza y la santidad son las propias del templo.

Por ello exclama el mismo Apóstol: Pero ¿es que no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno osare profanar el templo de Dios, será maldito de Dios, pues el templo debe ser santo y vosotros sois este templo (1Cor 3,16-17). Amenaza tremenda, pero justísima.
Angelo Lopez

Antología de textos. textos seleccionados de todos los santos de la Iglesia, un excelente libro para …

Excelente libro. Si lo pudiera obtener para poder con permiso del autor, compartirlo en forma de Evangelio y Reflexion con comunidades de base, o sea, pequenas comunidades parroquiales. Este libro es una bendicion. Es lo que Jesus nos dice en el Evangelio; "Sacar lo Viejo y hacerlo Nuevo". Excelente libro.
Angelo Lopez

LAS DOS IGLESIAS, CUSTODIO BALLESTER

Cada vez que nosotros “juzgamos en nuestro corazón a nuestros hermanos – prosiguió – es peor, cuando hablamos de esto con los otros somos cristianos homicidas” Estas palabrasd de el Papa Francisco Ma hacen acordar 2 Samuel 12: 1-9.
Cuando Natán se presentó ante el rey David y le contó un caso; había dos hombres, uno era rico y el otro pobre, el rico con muchos rebaños y el pobre sólo tenia …More
Cada vez que nosotros “juzgamos en nuestro corazón a nuestros hermanos – prosiguió – es peor, cuando hablamos de esto con los otros somos cristianos homicidas” Estas palabrasd de el Papa Francisco Ma hacen acordar 2 Samuel 12: 1-9.
Cuando Natán se presentó ante el rey David y le contó un caso; había dos hombres, uno era rico y el otro pobre, el rico con muchos rebaños y el pobre sólo tenia una corderilla; cuando el hombre rico recibió visita, en vez de tomar un animal de sus rebaños para convidar con sus huéspedes, tomo la corderilla del pobre.
Ante esta injusticia, David reaccionó con vehemencia y con furia: <<iVive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte! No quiso respetar lo del otro, pues pagará cuatro veces el valor de la cordera>>.
Jesús nos dice: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”
Lo que no se esperaba el rey David era la respuesta de Natán: <<iEse hombre ERES tú!>>. Lo que con mucha licidez habia juzgado y condenado en OTRO, no había sabido verlo en sí mismo. Sí, ese hombre era REALMENTE él; para encubrir su adulterio, había hecho matar a Urías, y finalmente se había quedado con la mujer de Urías {2Sam. 12:1-9}. iAquella historía era en realidad su propia historia!!
Por eso cuando leo Las Sagradas Escrituras trato siempre de VER mi propia historia. De ese modo puedo yo aplicar lo que el Señor me quiere decir a mi personalmente, es tener una experiencia un encuentro personal con la Palabra Hecha Hombre, La Palabra Viva que ES Jesús. Porque como digo siempre; La Palabra Hace Lo Que Dice y Dice Lo Que Hace. Lo que dice y hace la Palabra no es una aplicación artificial, es todo lo contrario; "Todas estas cosas sucedieron para nuestra enseñanza" {1Corintios 10: 6}. Yo estoy cada vez más convencido de que esta es la única perspectiva adecuada para entender la Biblia, Las Sagradas Escrituras.
Cada relato bíblico encierra una experiencia de fe que hay que saber descubrir. Cuando me conecto con esa experiencia, la Biblía deja de parecerme un documento del pasado y se convierte en el relato vivo de mi propia historia. Cuando nos hacercamos a diversos personajes bíblicos precisamente desde esta perspectiva: ESE hombre eres Tú, ESA mujer eres Tú. Abraham eres tú, David eres Tú, Saulo de Tarso eres Tú, María Magdalena eres Tú, uno de los personajes de la párabola del Hijo Prodigo eres Tú... Todo depende con que expectativas uno se hacerca al texto sagrado.
Para mi l Espíritu Santo es el mejor pedagogo que todos nosotros juntos. El, que conoce perfectamente el corazón humano {cf. Juan 2: 25}, sabe qué necesitamos y cómo hemos de recibirlo. El sabe que muchos de nosotros los hombres y mujeres no somos filósofos ni teólogos, y en su infinita sabiduría se ha revelado así; en "historias". En su admirable condescendencia {cf. D. V. 13} ha tenido a bien ponerse al nivel de los que somos niños y ha preferido hablarnos en nuestro lenguaje, accesible a todos los humanos. A mi juicio, no hemos tomado aún suficientemente en serio la historia de la salvación como categoría fundamental de la revelación bíblica. No, la Biblia no es un código ético ni un manual de teología. Nos transmite la vida real de un pueblo y la existencia concreta de hombres y mujeres dentro de él, desde la perspectiva de su relación con Dios. Por eso, porque es vida –no «ideas» o «teoría»– está llena de «historias». Dios los bendiga ahora y siempre. Su hermano en Cristo y María, Angelo García López.
Angelo Lopez

LAS DOS IGLESIAS, CUSTODIO BALLESTER

Bellisíma Interpretación!! La razón por la que oramos es para ser más nosotros mismos. por eso estamos llamados a SER más.. Fuimos creados, hechos a imagen y semejanza de Dios. Cuando oramos, somos más y más parecidos a Dios.
Hoy En La Sala con Jesús con la colaboració de el Padre Pedro Brassesco en Evangelio y Reflexión y este servidor les traemos la descripción de la misión y qué nos ofrece …More
Bellisíma Interpretación!! La razón por la que oramos es para ser más nosotros mismos. por eso estamos llamados a SER más.. Fuimos creados, hechos a imagen y semejanza de Dios. Cuando oramos, somos más y más parecidos a Dios.
Hoy En La Sala con Jesús con la colaboració de el Padre Pedro Brassesco en Evangelio y Reflexión y este servidor les traemos la descripción de la misión y qué nos ofrece la oración .
Esdras 9,5-9: Dios no nos abandonó en la esclavitud. Esdras implora el perdón de las faltas de Israel en una plegaria que demuestra una piedad ardiente y da gracias por el retorno del «resto» vaticinado por los profetas. El poder de la oración es grande. Dios está siempre atento a nuestra oración. Los Santos Padres han tratado muchas veces de la oración. Así, Clemente de Alejandría:

«La oración es una conversación con Dios. Sin que se oiga la voz y aun sin mover los labios estamos clamando en el fondo de nuestro corazón; el Señor oye las súplicas que le dirige nuestro corazón. Para orar, levantamos la cabeza y las manos al cielo, nos esforzamos a arrancar de la tierra nuestro cuerpo, elevando nuestra alma con las alas del deseo de los bienes eternos hasta el santuario de Dios; y mirando con los ojos de un espíritu sublime, consideramos como inferiores a Él los lazos de nuestra carne; como dignos de desprecio siempre que se opongan a la vida eterna» (Pedagogo 17).

Como Salmo responsorial se nos ofrece la oración de Tobías 13: «Bendito sea Dios que vive eternamente. Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él. No hay quien escape de su mano». En medio de nuestras dificultades y amarguras debemos darle gracias, proclamar su grandeza. Él es nuestro Dios y Señor, nuestro Padre por los siglos de los siglos... Anunciamos su grandeza y su poder. Convirtámonos y obremos rectamente en su presencia. Él nos muestra siempre su benevolencia y tiene constantemente compasión de nosotros. Oremos con fe, con humildad, con entera confianza.
Proverbios 30,5-9: El Señor nos da lo que necesitamos. Pidamos continuar firmemente en el recto camino de la virtud. Ni riqueza ni pobreza. Lo que necesitamos. Para esto tener confianza en Dios. La inseguridad nace cuando se debilita nuestra fe, y con la debilitación de la fe llega la desconfianza. Jesucristo es siempre nuestra seguridad.
Lucas 9,1-6: Envía sus discípulos a proclamar el Reino de Dios. Escuchemos a San Ambrosio:

«Si se quiere puede entenderse esto en el sentido siguiente: este pasaje parece tener por fin formar un estado de alma enteramente espiritual, que parece se ha despojado del cuerpo, como de un vestido, no solo renunciando al poder y despreciando las riquezas, sino también apartando incluso los atractivos de la carne» (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. VI,65).

Avancemos superando todo obstáculo en el camino de la santificación, con la mirada fija en Dios, que cuida de nosotros como un Padre amoroso. Recuerda invita a tus contactos, amigos y familiares a que escuchen la Gran Noticia de la Hora y Siempre, La Palabra de Dios, por radioluzdecristo.org Dios los bendiga, Angelo.
Angelo Lopez

Evangelio y reflexión del miércoles 25 de septiembre de 2019

Hoy En La Sala con Jesús con la colaboració de el Padre Pedro Brassesco en Evangelio y Reflexión y este servidor les traemos la descripción de la misión y qué nos ofrece la oración .
Esdras 9,5-9: Dios no nos abandonó en la esclavitud. Esdras implora el perdón de las faltas de Israel en una plegaria que demuestra una piedad ardiente y da gracias por el retorno del «resto» vaticinado por los …
More
Hoy En La Sala con Jesús con la colaboració de el Padre Pedro Brassesco en Evangelio y Reflexión y este servidor les traemos la descripción de la misión y qué nos ofrece la oración .
Esdras 9,5-9: Dios no nos abandonó en la esclavitud. Esdras implora el perdón de las faltas de Israel en una plegaria que demuestra una piedad ardiente y da gracias por el retorno del «resto» vaticinado por los profetas. El poder de la oración es grande. Dios está siempre atento a nuestra oración. Los Santos Padres han tratado muchas veces de la oración. Así, Clemente de Alejandría:

«La oración es una conversación con Dios. Sin que se oiga la voz y aun sin mover los labios estamos clamando en el fondo de nuestro corazón; el Señor oye las súplicas que le dirige nuestro corazón. Para orar, levantamos la cabeza y las manos al cielo, nos esforzamos a arrancar de la tierra nuestro cuerpo, elevando nuestra alma con las alas del deseo de los bienes eternos hasta el santuario de Dios; y mirando con los ojos de un espíritu sublime, consideramos como inferiores a Él los lazos de nuestra carne; como dignos de desprecio siempre que se opongan a la vida eterna» (Pedagogo 17).

Como Salmo responsorial se nos ofrece la oración de Tobías 13: «Bendito sea Dios que vive eternamente. Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él. No hay quien escape de su mano». En medio de nuestras dificultades y amarguras debemos darle gracias, proclamar su grandeza. Él es nuestro Dios y Señor, nuestro Padre por los siglos de los siglos... Anunciamos su grandeza y su poder. Convirtámonos y obremos rectamente en su presencia. Él nos muestra siempre su benevolencia y tiene constantemente compasión de nosotros. Oremos con fe, con humildad, con entera confianza.
Proverbios 30,5-9: El Señor nos da lo que necesitamos. Pidamos continuar firmemente en el recto camino de la virtud. Ni riqueza ni pobreza. Lo que necesitamos. Para esto tener confianza en Dios. La inseguridad nace cuando se debilita nuestra fe, y con la debilitación de la fe llega la desconfianza. Jesucristo es siempre nuestra seguridad.
Lucas 9,1-6: Envía sus discípulos a proclamar el Reino de Dios. Escuchemos a San Ambrosio:

«Si se quiere puede entenderse esto en el sentido siguiente: este pasaje parece tener por fin formar un estado de alma enteramente espiritual, que parece se ha despojado del cuerpo, como de un vestido, no solo renunciando al poder y despreciando las riquezas, sino también apartando incluso los atractivos de la carne» (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. VI,65).

Avancemos superando todo obstáculo en el camino de la santificación, con la mirada fija en Dios, que cuida de nosotros como un Padre amoroso. Recuerda invita a tus contactos, amigos y familiares a que escuchen la Gran Noticia de la Hora y Siempre, La Palabra de Dios, por radioluzdecristo.org Dios los bendiga, Angelo.
Angelo Lopez

¿SABES LO QUE ACEPTAS AL INSTALAR WHATSAPP EN TU MÓVIL

OMG!! OHDIOSMIO!!
Angelo Lopez

WHATSAPP-peligro- WHATSAPP-peligro-

Perdonen, pero ODIO esta aplicacion.