Son dos cosas diferentes. El curso de la guerra que ya está perdida por un Occidente mal dirigido por la UE 2030 y el demente de Biden y otra cosa, que Bergoglio se meta en un lío entre eslavos, conflicto multisecular.

La proverbial lengua larga del falso Papa emana permanentemente imprudencias y juicios temerarios.

Y "Jesús dio su vida en la Cruz para vencer el pecado, no para bendecirlo". Correcto Monseñor Fernández. Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Bergoglio por el contrario lo propaga. Es un hombre puesto por hombres, no tiene sello desde el Cielo alguno.

Pero lamentablemente Fernández se expresa sobre los síntomas no sobre la enfermedad y su causa: el falso pontificado de un usurpador que es fiel -no a la doctrina católica- sino a la Anti-Iglesia.

Una pena. Mientras haya católicos que validen la farsa de la usurpación del Papado por la masonería eclesial, la Santa Madre y Maestra seguirá en el desierto penando porque sus hijos han permitido su secuestro por las fuerzas del pecado y las obras malas del bergogliato.

Muy probable. Ya ocurrió que Bergoglio elige fechas claves para los cristianos a fin de atacar la doctrina católica. AL la semana anterior a Semana Santa, sodoma suplicans días antes de Navidad.

Se viene Semana Santa que es tiempo de salvajadas para Bergoglio masón. Attenti al lupo.

No hay problema con la hostia pisoteada, es lo mismo que pisar una galletita ya que en la misas en comunión con Bergoglio, el Anti_papa usurpador, el oferente no es válido porque es la Anti-Iglesia que ofrece. Es igual o peor que ofrecer en comunión con Lutero. Es simulación de misa.

Por tanto, no se produce el milagro de la transustanciación. De manera que un católico no debe preocuparse, allí no está el Cuerpo y Sangre del Señor.

Jerarquía corrupta y su prensa. Una verguenza de este tiempo, aunque ya está prevista esta apostasía por certeras revelaciones por ejemplo la Virgen en La Salette.

Para la escriba de los obispos franceses "lo peor de todo" es el nacimiento de una vida humana a evitar con el crimen inicuo de un niño débil e inocente. Es la cultura de la muerte al extremo que promueve la Anti-Iglesia bergogliana.

Es exactamente lo mismo novus ordo que vetus ordo siendo una cum con el usurpador: simulación de misa, el oferente no es válido, la misa no es válida.

En este caso, además, lo que pretende Bergoglio es molestar a una comunidad en la cual el vetus ordo está en su constitución y si no acatan la última ocurrencia del farsante argentino inventada para acusar, serán misericordiados.

Como uruguayo católico me repugna este pistoletazo de largada de esta carrera de inmundicia que ofende gravemente a Dios.

El personaje central que ha dado la cara es un perro faldero de Bergoglio, el obispo Milton Tróccoli, quien en su momento haciendo los deberes que le marcara el demente argentino junto al siniestro Santos Abril han defenestrado al bueno de Livieres. Y en este tiempo, antes de autorizar esta blasfemia homosexual anduvo Tróccoli preparando la "misericordia bergogliana" para los seminarios españoles.

Pero no hay que cargar demasiado las tintas en este siniestro personaje al frente de la diócesis de Maldonado ya que seguramente la orden de proceder adelante con esta ofensa a Dios desde el primer momento vino desde la falsa Iglesia que vive en el Vaticano. Entre homosexuales irredentos dentro y fuera de la Anti-Iglesia se entienden.

No interesa la moral, no hay que insistir en la inmoralidad, porque a estos hombres homosexuales no hay que salvarles el alma, sino que hay que ponerles el camino para que no se arrepientan más. Bergoglio busca, siembra el pecado perfecto.

Esta es la impiedad de la Jerarquía: ya no salvan almas.

Es la influencia del lobby gay. Desde Roma mandan no predicar sobre ninguna cuestión sexual. Ahora, todo es tolerancia, fraternidad, dialogo y bendición al pecado nefando. Y, por eso, el lobby gay no sólo existe en Roma, sino en todas las diócesis del mundo.

Es sencillo y evidente: están promoviendo la homosexualidad activa, sin reservas, para que sea el puente que conduzca a la participación de los homosexuales en todos los sacramentos de la Iglesia. Incluso el falso matrimonio homosexual, objetivo final de esta ventana de Overton bergogliana de seudo bendiciones.

Hay que salir de Roma; hay que salir de las parroquias. Están todas a una, unidas en la impiedad. Comulgar con las ideas de Bergoglio, tenerlo como Papa, es contaminarse con los pecados que ese hombre irradia cada día

Cristo es profanado en toda la Jerarquía que comulga y obedece a Bergoglio. La Iglesia es socavada por todos aquellos que prefieren las obras de los hombres a las del Espíritu.

Ahora se trata de hacer una iglesia para todos los herejes, ateos, homosexuales, divorciados, cismáticos y abortistas. Dice Bergoglio: «hay que integrar a todos». Todos, todos, todos. Por el contrario, dice San Pablo: «no os mezcléis… Dios juzgará a los de fuera; vosotros extirpad el mal de entre vosotros mismos».

Los Obispos deben extirpar el mal de Bergoglio, pero no lo van a hacer, porque ya no creen ni en Cristo ni en la Iglesia. Como Tróccoli. Ya nadie defiende la doctrina inmutable de Cristo. Ahora, todos defienden su parcela, sus intereses privados en la Iglesia.

¿Quién tiene razón? ¿Quién acierta? ¿Quién está haciendo la Iglesia de Cristo? ¿San Pablo o Bergoglio?

¿Hay obligación en conciencia de seguir la verdad revelada, la que enseña Dios a través de San Pablo, o hay que seguir el invento de un hombre que se ha creído Dios en la Iglesia, un seudo mesías?

Es claro que no se debe nada a Bergoglio: ni respeto ni obediencia. Y que, para ser de Cristo y pertenecer a la Iglesia de Cristo, hay que atacar a Bergoglio y haber estado en comunión con el Papa Benedicto XVI cuando vivía, y ahora en comunión con la Sede Vacante desde el 31.12.22, dos cosas que muchos católicos, entre ellos los tradicionalistas, no acaban de entender.

Dios no dejó tomar por los masones la Iglesia. Si la hubiesen tomado Dios no estaría cumpliendo su promesa de asistirla hasta el fin de los tiempos.

Dios utilizó a Benedicto XVI para preservar el Papado, columna de la Iglesia, ante el intento de usurpación masona realizada por Bergoglio y la Jerarquía corrupta que impulsan la gran farsa de la Anti-Iglesia.